Las deudas no son necesariamente malas. Cuando están bien
manejadas, nos permiten darle un impulso a nuestro bienestar económico y
acercarnos a nuestras metas y sueños. Por ejemplo, cuando pides un crédito
para la compra de una casa, esa deuda es una buena decisión porque la casa es
un activo que se valoriza a lo largo del tiempo.
Sin embargo, a veces las deudas dejan de ser una herramienta para mejorar tus
finanzas y se convierten en un lastre que consume gran parte de tus ingresos y
en un obstáculo para tu tranquilidad y crecimiento económico.
Para evitar el exceso de deudas debes aplicar las siguientes estrategias básicas
siempre que pienses en adquirir un crédito:
- Crédito productivo.
La mejor deuda es la que se usa en un activo productivo, como una casa o
un negocio. Ese activo genera sus propios ingresos o se valoriza, y es
de dichos ingresos o valorización de donde se puede pagar la deuda más
rápido.
- Análisis del entorno económico.
Puede resultar peligroso adquirir una deuda cuando las perspectivas
económicas no son buenas. Si piensas que tus ingresos van a disminuir o
que existe el riesgo de perder el empleo, es preferible frenar cualquier
plan de endeudamiento.
- Crédito de consumo con mesura.
Obtener una deuda para gastar en consumo es lo que causa los mayores
problemas. Si financias tu consumo con crédito, trata de que sea solo en
situaciones de emergencia o cuando te sientas muy cómodo pagando la
cuota de esa nueva deuda. Recuerda que el consumo debe cubrirse con tus
ingresos. Si estás usando el crédito en exceso para gastos de consumo,
puede ser una señal de alerta de que algo no anda bien con tus finanzas.