Conforme vamos creciendo nos damos cuenta de que nuestras
responsabilidades aumentan; notamos que no siempre es fácil mantener un estilo
de vida cuando las necesidades cambian día a día. Esta noción puede llegar a
convertirse en un motivo de angustia.
Por esta razón, es conveniente comenzar a hacer un plan financiero que nos
permita visualizar lo que deseamos lograr y cómo queremos vivir en las
diferentes etapas de nuestra vida.
Así pues, para lograr la tranquilidad financiera, lo primero que debemos hacer es
sentarnos a pensar con cuidado en nuestros objetivos específicos. Por ejemplo,
para algunos las metas pueden ser adquirir un automóvil nuevo, pagar la
educación de los hijos, comprar una vivienda propia o tener un negocio con
ingresos más o menos estables.
Después, hay que fijar fechas o edades aproximadas para conseguir dichas metas.
Para esto, debemos ser objetivos y realistas. Tomaremos en cuenta nuestros
ingresos actuales (netos, después de impuestos) y nuestros pasivos (deudas y
compromisos económicos); consideraremos también las posibilidades que tenemos
de mejorar en nuestro trabajo actual, además de todos aquellos factores que
resulten pertinentes en nuestro caso particular.
Una vez que tenemos una buena idea de nuestras posibilidades reales, nos
dispondremos a diseñar una especie de calendario que refleje cuándo nos
gustaría alcanzar cada una de nuestras metas.
Por ejemplo, algunos considerarán que deberán contar con una vivienda propia
antes de casarse; mientras que otros preferirán primero formar una familia y
ahorrar conjuntamente o solicitar un crédito hipotecario conyugal. Cada
persona es diferente, por lo que no existe un plan perfecto que funcione para
todos.
En dicho calendario anotaremos también cuánto tenemos que ahorrar para obtener lo
que queremos. En este rubro podemos añadir posibles financiamientos que, en un
momento dado, nos puedan acercar más rápido a nuestros objetivos, siempre
tomando en cuenta nuestra capacidad de endeudamiento, y sin perder de vista el
crédito como un apoyo y no como un dinero extra.
Al realizar nuestro plan de metas y determinar los tiempos para lograrlas, es muy
importante que incluyamos el momento de la jubilación o cese de las
actividades laborales. En este punto habremos de realizar un cálculo que nos
permita conocer el monto de reserva adecuado para mantener el nivel de vida
que llevamos una vez que dejemos de laborar.