No siempre las deudas son sinónimo de problema. Una deuda
bien planeada y gestionada puede ser un impulsador de tu patrimonio.
De hecho, en el mundo de los inversionistas más sofisticados la deuda se utiliza
con frecuencia en operaciones de inversión. La clave de estos negocios por lo
general está en que el costo de la deuda o la tasa de interés sea inferior a
la rentabilidad obtenida con la inversión. Si la rentabilidad de una inversión
es muy alta y atractiva, puede ser un gran negocio endeudarse para hacerla.
Por supuesto, estas operaciones suponen ciertos riesgos porque la rentabilidad
de una inversión nunca está garantizada.
Inversión apalancada
En ciertas circunstancias los inversionistas aprovechan la valorización de los
inmuebles para hacer inversiones con deuda.
- Mira este ejemplo:
Un inversionista compra una casa que hoy vale $100.000 con un 5% de tus
ahorros y el resto con deuda, es decir $95.000. Vas a suponer que dentro
de un año esa casa se ha valorizado a $150.000, entonces el
inversionista decide venderla. En ese caso obtiene 50.000 de ganancia,
pero recuerda que él solo aportó $5.000 de sus ahorros. ¿Ves el
resultado? Con ayuda de la deuda el inversionista adquirió un activo de
mayor valor y multiplicó por diez su inversión.
Sin embargo, hay que ser cuidadosos. Este tipo de negocios se presentan cuando el
mercado de vivienda atraviesa un periodo de auge y las propiedades se
valorizan rápidamente. Por regla general, la inversión en vivienda es de largo
plazo y no siempre se dan las condiciones para comprar una propiedad con la
intención de venderla al cabo de unos meses.