Cuando te acercas a solicitar un crédito, la institución
financiera realiza una “investigación” con el buró de crédito para saber si
podrás cumplir a tiempo con las mensualidades.
De esta manera se obtiene "una calificación" que indicará si eres candidato a
obtener el crédito o si no es conveniente que lo tengas.
Las calificadoras de crédito o también llamadas calificadoras de
riesgo funcionan de una forma similar, emitiendo calificaciones,
pero enfocadas a los productos financieros. Estas entidades valoran el riesgo
de impago y las condiciones de solvencia de un emisor de préstamos, a través
de diferentes variables económicas. Pueden evaluar desde productos financieros
hasta las economías de diferentes países.
A pesar de que cada agencia calificadora tiene su propia nomenclatura, las
calificaciones se expresan con letras que van desde la AAA para las más altas,
hasta D para las más bajas. Entre más alta sea la calificación de un producto
o una economía, se tendrá más confianza.
Países como Estados Unidos cuentan con una calificación de AAA, emitida por
importantes calificadoras como Fitch Ratings, Moody’s y Standard and Poors.
Cuando las calificaciones bajan, la confianza depositada en esas economías
también se ve afectada por lo que suele ser un factor importante en los
mercados al momento de tomar una decisión de inversión.
El trabajo de las calificadoras de riesgo es muy serio, ya que puede impactar
economías de naciones enteras. Algunas empresas y productos financieros
solicitan ser evaluados antes de otorgar préstamos o poner al alcance de sus
clientes las diferentes opciones con las que cuentan. La calificación será
importante para seguir operando y conseguir más clientes.