En una amortización, el deudor paga al prestamista
(institución financiera) un reembolso del dinero otorgado por este último en
un plazo convenido y con tasas de interés (fijas o variables) previamente
acordadas.
Los tres factores más relevantes para un proceso de amortización son:
- El importe del préstamo o deuda
- El tipo de interés
- El plazo establecido para pagar la deuda
Dado que los tres elementos están relacionados, al contemplar un préstamo debes
tomar en cuenta que, a mayor plazo de amortización, más intereses pagarás por
la deuda. Sin embargo, a mayor plazo de amortización, menor será la cuota
periódica que debes asumir.
Así pues, el plazo estará determinado en gran medida por la cantidad de dinero
que estés dispuesto a destinar al pago de tu deuda cada mes. También es
necesario considerar que los plazos de amortización varían de acuerdo con el
tipo de interés: las operaciones con interés fijo suelen tener plazos de
amortización más cortos que las de interés de tipo variable.
Tomando en cuenta los tres factores antes mencionados, las amortizaciones pueden
clasificarse en:
- Amortización de cuota constante:
Es la forma más frecuente de amortización de préstamos. En ella se paga
siempre la misma cuota. El dinero se distribuye por periodos entre los
intereses y capital amortizado. Es decir, aunque la cuota siempre es la
misma, los intereses se calculan sobre el valor pendiente a amortizar.
Así pues, la parte de tu abono que va a los intereses se va reduciendo
en proporción a la amortización del capital, ya que el capital pendiente
de amortización será menor. El resultado de este sistema es que, durante
la primera fase, el abono va dirigido principalmente a los intereses,
pero a medida que se van pagando cuotas, la parte de éstas que
corresponde a capital amortizado aumenta, lo cual deriva en una
disminución gradual de la parte que se destina a intereses.
- Amortización de cuota creciente:
En esta clase de amortizaciones la cuota va aumentando con el paso del
tiempo. Los primeros pagos son pequeños, lo cual resulta ventajoso para
los deudores que esperan un aumento en sus ingresos. Sin embargo, como
consecuencia lógica, los últimos pagos serán bastante más elevados.
- Amortización de cuota decreciente:
Con este método la cantidad amortizada de la deuda es siempre la misma,
de suerte que el pasivo va disminuyendo de forma acelerada mes con mes y
de esta manera de forma rápida se reduce la porción que se paga de
intereses.
¿Cómo elegir la amortización que te conviene?
Elegir un tipo de amortización adecuado a tus necesidades te ayudará a
administrar mejor los recursos y a optimizar el pago de tus deudas.
Debes evaluar tus ingresos pasados, actuales y esperados. Las entidades
financieras sugieren que las cuotas mensuales no sean mayores al 40% del
ingreso neto de cada cliente puesto que, de otra forma, el pago puede verse
comprometido.
Así mismo, como sucede con todos los planes a futuro, para planear el tipo de
amortización más conveniente debes tener en cuenta el propósito de tu deuda
(si es para comprar una casa que durará muchos años, un auto, tecnología u
otros).