Se denomina aval a una forma de garantía. Se
dice que una persona es aval de otra cuando la primera se compromete a
responder por los compromisos de la segunda, adquiridos mediante la
suscripción de títulos de crédito, en caso de haber algún problema o
incumplimiento. El que da un aval otorga una garantía de la obligación
contraída por alguien más.
¿Es conveniente ser aval?
Puesto que el que se presta para ser aval se compromete a responder por las
obligaciones de otro, serlo conlleva riesgos que son necesarios examinar antes
de aceptar dicho compromiso jurídico.
Es necesario tomar en cuenta que ser aval es, de cierto modo, ser partícipe de la
deuda de otro. Al ser aval, comprometes tus bienes como garantía en caso de no
cumplirse con las obligaciones en los plazos establecidos.
Muchas personas aceptan ser avales sin pensar seriamente en las consecuencias
que ello implica y en algunas ocasiones pueden llevarse sorpresas muy
desagradables. Por ello, una decisión de esta naturaleza debe pensarse con
mucho cuidado.
En algunos casos, cuando conocemos muy bien a la persona que nos solicita ser su
aval y estamos seguros de que tiene la capacidad y disposición de cumplir con
sus obligaciones, ser aval podría implicar un riesgo controlado.
Otros consejos para decidir ser aval
- Debemos informarnos a conciencia sobre el tipo de deuda
que la persona que nos solicita el favor piensa adquirir. Hay que
asegurarnos de entender todos los términos y condiciones implicados en
el título de deuda. Es necesario involucrarse en la operación como si
fuera propia.
- Es importante tomar en cuenta nuestra relación con la
persona que nos solicita el favor. Debemos pensar si se trata de una
relación antigua y duradera o simplemente de un conocimiento aislado o
pasajero.
- Debemos tener solvencia para respaldar la deuda
dependiendo de la magnitud de ésta. Es decir, que no es lo mismo ser
aval de una renta de una casa pequeña, que de la compra de una mansión
en la playa.
- Considerar que en caso necesario, tendremos que hacer
frente a esa deuda, ya que la responsabilidad se transfiere a nuestra
persona con todas sus implicaciones.
- En el caso contrario sucede lo mismo, debemos considerar
la confiabilidad y la solvencia económica de quien solicitamos que nos
respalde como aval.
¿Se puede renunciar al compromiso de algún modo?
No es sencillo renunciar a ser aval, puesto que al aceptar serlo, se está de
acuerdo con un título de deuda con todas las cláusulas allí especificadas.
Además, las tres partes interesadas: acreedor, deudor y aval deben estar de
acuerdo en caso de cualquier modificación al título original. Lo mejor es
estar seguros de quién y cómo es la persona que nos solicita ser su aval.