Educación Financiera para Todos

Apoyado por Visa

Siempre hemos creído que la planeación financiera, entre ellas la elaboración de un presupuesto, tiene poco que ver con nuestras emociones y que es pura lógica y números.

Usa la inteligencia emocional para unas finanzas sanas

Sin embargo, te sorprenderá saber que las decisiones que tomamos -entre ellas las de tipo financiero y de manejo del dinero- casi nunca son racionales, y están fuertemente influenciadas por nuestras emociones, creencias y costumbres. Un factor importante que debes considerar al manejar tus finanzas personales es la relación que tienes con el dinero, qué sientes, a qué le tienes miedo y cómo reaccionas financieramente a ciertas situaciones. Cuando descubras los motivos detrás de tus decisiones financieras, será más fácil que crees y ejecutes un plan financiero y un presupuesto que estén encaminados a cumplir tus metas de vida.

Primero, te sugerimos preguntarte: ¿cuáles son mis sentimientos acerca de mis finanzas personales?

Abajo encontrarás algunos ejemplos que te ayudarán a definir cómo opera tu relación con el dinero y cómo puedes aplicar la inteligencia emocional para mejorar en el control de tus finanzas, especialmente de tus gastos:

Complacencia – Voy bien

Cuando por fin tienes un trabajo cuyo sueldo te permite pasar con comodidad de un mes a otro, es posible que te vuelvas más relajado con respecto al manejo de tus finanzas. El riesgo aquí es que empieces a hacer compras o adquieras compromisos hoy tomando por sentado el salario del siguiente mes, lo que lleva a que tu planeación financiera termine de cabeza. Cuando las cosas van bien, muchas veces no nos preparamos por si empiezan a ir mal y carecemos de un plan de emergencia.

Inteligencia Emocional: Voy bien, pero tengo que estar consciente que las cosas pueden ir mal, por eso dentro de mi presupuesto voy a establecer un ahorro para emergencias, que me permita mantener mi seguridad financiera en caso de que algo inesperado ocurra.

Celos – Si él puede, yo también

El ambiente laboral altamente competitivo se ha trasladado también al área de la tecnología, ropa, calzado y demás; llevándonos a desear las posesiones de la gente que nos rodea, ya sea el nuevo celular del jefe, la pantalla del vecino o el automóvil del colega. El impacto de este comportamiento es que lleva a las personas a gastar más de lo que pueden pagar, y los deja en un endeudamiento que podría generarles graves problemas.

Inteligencia Emocional: Reconozco que me gustaría tener tal o cual cosa, por lo que voy a hacer un análisis de si me es necesario y si puedo adecuar mi presupuesto para adquirirlo. Si no me alcanza hoy, será una motivación para seguir trabajando fuerte para adquirirlo en el futuro.

Vanidad – Tengo que tenerlo primero

A veces caemos en la trampa de querer ser los primeros en tener el último teléfono celular, la última colección de ropa o el modelo más reciente del vehículo que nos gusta. Y sin saber empezamos a crear el hábito de comprar lo que sea, sin considerar si está dentro de nuestro presupuesto, o si realmente lo necesitamos. Esta es una de las maneras más fáciles de endeudarse.

Inteligencia Emocional: Voy a aplicar la regla de las dos semanas. Si en dos semanas sigo pensando que es absolutamente necesario comprarlo, entonces evalúo mi presupuesto y veo si puedo adquirirlo o si vale la pena empezar a ahorrar para ello.

Desidia – Dejo mis finanzas para después

El día no nos alcanza para hacer lo que tenemos que hacer y a veces nos gana la desidia y dejamos nuestras finanzas para después. Al dejar las cosas para el último minuto, posponemos decisiones importantes sobre la administración de nuestro dinero, con lo cual corremos el riesgo de impactar negativamente nuestro patrimonio.

Inteligencia Emocional: Voy a darle la prioridad al manejo adecuado de mis finanzas dentro de las actividades de mi día. Me voy a ayudar de un calendario en el que registraré todos mis pendientes y de una hoja de Excel o libreta para llevar el registro de mis gastos y hacer seguimiento de mi presupuesto.

Temor – Me aterra pensar en mis finanzas

Instintivamente los seres humanos nos alejamos de cualquier cosa que nos provoque temor. Muchas personas se niegan a analizar sus finanzas simplemente por miedo. Eventualmente, este patrón daña sus finanzas aún más.

Inteligencia Emocional: Sé que me estoy enfrentando a una situación difícil, pero huir de ella no va a resolver nada. Esto se debe resolver en algún momento y mientras antes mejor. Debo empezar por elaborar un presupuesto de mis ingresos, ahorro y gastos y ceñirme a él.

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